Una letra que va en la sangre
Lo olvidas toda la semana; el sorteo es hoy. Inmediatamente sientes la descarga de adrenalina, sabes que lo inevitable ya llegó, pero no, eso no te va a pasar a tí, no pienses mal, no hay que ser pesimista, las probabilidades no son tantas.
Limpio. Todo parece limpio, organizado, papeles cortados, números escritos, doblados iguales y lo saca una mano desconocida.
Eso no te va a pasar a tí, no pienses mal, no hay que ser pesimista, las probabilidades no son tantas.
Cuando leen el resultado sientes que todo se te cae encima; escuchas gritos de alivio, escuchas llantos, escuchas preguntar qué grupo es ese y sientes que el corazón te late a millón, porque el grupo que salió es el tuyo. Eso significa que te vas.
Eso no te va a pasar a tí, no pienses mal, no hay que ser pesimista, las probabilidades no son tantas.
Hay lágrimas. Ella está llorando y ella también, aunque no es del grupo. Se escuchan unos no es justo, se escuchan unos esto no debería ser así, se escuchan voces en el fondo. Lo que quieres es correr, irte, asumir las cosas como son, pretender que el destino te puso ahí por ese tiempo por algo y que esta puerta que se cierra es otra que se abre. Qué se yo.
Que Dios sabe lo que hace, que todo pasa por una razón. Lo que sea para no llorar.
Eso lo haces en el carro.
Suspiro.
Limpio. Todo parece limpio, organizado, papeles cortados, números escritos, doblados iguales y lo saca una mano desconocida.
Eso no te va a pasar a tí, no pienses mal, no hay que ser pesimista, las probabilidades no son tantas.
Cuando leen el resultado sientes que todo se te cae encima; escuchas gritos de alivio, escuchas llantos, escuchas preguntar qué grupo es ese y sientes que el corazón te late a millón, porque el grupo que salió es el tuyo. Eso significa que te vas.
Eso no te va a pasar a tí, no pienses mal, no hay que ser pesimista, las probabilidades no son tantas.
Hay lágrimas. Ella está llorando y ella también, aunque no es del grupo. Se escuchan unos no es justo, se escuchan unos esto no debería ser así, se escuchan voces en el fondo. Lo que quieres es correr, irte, asumir las cosas como son, pretender que el destino te puso ahí por ese tiempo por algo y que esta puerta que se cierra es otra que se abre. Qué se yo.
Que Dios sabe lo que hace, que todo pasa por una razón. Lo que sea para no llorar.
Eso lo haces en el carro.
Suspiro.